jueves, 28 de febrero de 2013

LA MOVIDA

Despues de primer revival en solitario en la isla blanca (lease Ibiza) en el año de 2011 me seducía la idea de hacerlo en buena compañía. Se trataba de rememorar aquellos maravillosos años en los que bailábamos sin vergüenza y también sin camiseta. Cuando sonaba Ramoncín, Europe, Barricada mezclado con Mecano, Heroes del Silencio y similares. Y como conseguirlo si ahora todo lo que suena es pachanga y electromáquina?
Un buen compañero de trabajo, Jordi Sellas, y desde entonces buen amigo me comentó que el último fin de semana de enero organizaban en Sant Antoni de Portmany la movida como colofón a un mes en el que también se homenajeaban los 60 o flowerpower.
Pero no todo es fiesta y como cual guión de Quentin Tarantino, retrocedamos en el tiempo.
Varios meses antes intenté sin éxito convencer a mis amigos para celebrar allí una despedida fantasma. Como? Permitidme que me aleje un poco del objetivo de está crónica...
Resulta que tras varios años de solterío dos amigos del grupo se casaron en años sucesivos y nosotros le cogimos el gustillo a salir de la monotnía y celebrar su despedida a lo grande en Amsterdam y Gante. Luego vinieron las vacas flacas y el resto aún continuamos lejos del altar, pero no de las ganas de reunirnos de nuevo. Ibiza, música de los 90,.. era la excusa perfecta para el reencuentro soñado. O al menos por mí. Finalmente mi sueño se hizo realidad con Susanna.
Todo comenzó en una mañana ventosa de sábado muuuyy tempranito y tendría como testigo un mar encabronado.
 
Y continuaría de la mejor manera que se puede pasar el tiempo en enero en Ibiza: de cala en cala contemplando el agua azul cual playa paradisiaca pero sin el gentío propia de aquellos lugares. Teníamos todo el sábado para disfrutar de playas que nada tienen que envidiar al caribe y mucho más cerca. Yo llevaba un tiempo que me había enganchado al buen vicio de bañarme en la playa protegido por un neopreno y llamádme friki pero me llevé en la maleta el traje. Contando eso sí con la inestimable colaboración de Su pues llenaba prácticamente mi maleta y aunque no se lo crean en la maleta de una mujer había espacio para mis cosas...
Como esto de formar un equipo requiere escuchar y obrar en consecuencia obvié mi deseo de zambullirme en esas aguas reservadas exclusivamente para mí y tuve en consideración que el mar estaba movidita y que a Su lo hacía ninguna gracia la idea. Ahora pienso que demostró más sensatez que yo pero la emoción que sentía en aquel momento me hizo dudar durante un buen tiempo.
Mi memoria cada día va peor pero recordaba esta playa de mi anterior visita. Es curioso como funciona el cerebro humano... Acaso inconscientemente hace un borrado de aquello que no despierta su interés y graba por defecto aquellos momentos placenteros?
Y recordaba el trayecto que nos llevaría al pueblo en el que años atrás comía yo solo en el mismo restaurante en el que ahora me acompañaba Su y un sol propio del verano. Viendo las casas entendía por qué se le conoce como la isla blanca.
El mismo que había hecho brotar las flores del almendro que nos recibía y que también despertaba el interés del resto de la gente. Como os podeis imaginar allí y en un día como este no estábamos solos.
Que se puede hacer en estas condiciones? Sin dudarlo, muuuy relajadamente tomarnos una cervecita y patatitas. Son aquellos momentos que debieran prolongarse y en los que todo se relativiza.
Y yo estaba con una celébritie que estaba de incógnito.
Mar enrabietado, pueblo con encanto, sol... En ibiza hay todo eso y montaña. Para nuestra sorpresa por allí tampoco estábamos solos: una francesa muy peculiar y su perro de compañía de avanzadilla bajaban cuando nosotros pasabamos un poco de calor. Algo me decía que era el ejemplo de personaje bohemio que busca la tranquilidad de Ibiza harto de una vida en la que todo le pasaba sin darse cuenta. Seguramente sin la necesidad de trabajar y con todo el tiempo del mundo para ella. Fue quien nos orientó hacia donde seguir nuestro camino. Y entre eso y las ganas de descubrir lo que intuíamos una cala de ensueño llegamos a este paraje que por mucho que lo describa y lo fotografie no conseguiré transmitiros nada de lo que se siente allí.
                                
Pero lo intentaré: grandiosidad de la naturaleza frente a lo minúsculo del ser humano y sin embargo por momentos te puedes fundir con ella.
Y mientras tanto, llega la noche y todo lo que ello conlleva: llenar el estómago con un buen y más que abundante arroz con bogavante que siguiendo los consejos de mi buen amigo Jordi Sellas culminaría con una cafe caleta. Dicho sea de paso... de café tiene poco. Venia a ser una queimada con granos de café. Ah, por cierto el licor de hierbas peligroso por lo bueno y por los efectos secundarios.
Y si, por fin había llegado el momento para MOVERSE...Advertido por el dueño de los apartamentos donde dormiríamos fuimos bien pronto porque se intuía un lleno absoluto. Se jugaba la final de la copa del rey de voley en Ibiza y más de un familiar y amigo aprovecharía la circunstancia.
Como os podeis imaginar la noche fue larga y divertida. Y como en mis años mozos bebí abundantemente pero ahora los años habían inmunizado mi paladar al amargo sabor de la ginebra y la acompañaba con naranja. Atras quedaron tantas y tantas noches aliñadas con brugal-cola.
Al final poco importa lo que bebas sino lo que sientas. Eso es lo que realmente te hace bailar, reir, saltar, gritar,...
A la mañana siguiente no había resaca, lo cual se agradece y como ya viene siendo costumbre en mí inicio el día con un desayuno espléndido (taza de diseño incluida) y bien acompañado.
Carretera, parada, visita a cala, duda de si para aquí o por allá. Que más da no tenemos que seguir ninguna ruta ni nadie nos espera, así que probémoslo. Pues por aquí no hay salida, segurata de urbanización que se pregunta: " a donde irán estos".
Picnic dentro del coche y no sería la primera vez porque por momentos el tiempo cambiaba y de apacible pasaba a desagradable. Siesta...Uy que ya va siendo la hora de coger el avión.
Ohhhhh esto se acaba...