lunes, 31 de mayo de 2010

LO QUE BIEN EMPIEZA MEJOR ACABA

El día empezó pronto y soleado en el parking de la Seat. Después del traslado de bici mi furgo se puso en marcha hacia Ribes de Freser y allí encontró otro parking (el del tren cremallera). A las 8 estábamos pedaleando por asfalto primero y pista después aunque de cualquier manera picaba hacia arriba. Partimos de 900 m y llegaríamos a 1800 m aprox aunque para nuestra sorpresa agradable acompañados de Dani que "estaba calentando" para la Cavallera del domingo en Sant Joan Les Abadesas. Tres mejor que dos sobre todo porque me permitiría relajar el ritmo y que Dani y Joan subieran charlando mientras yo comenzaba a sufrir un poco más atrás. De vez en cuando un falso llano me permitía entrar en la conversación alrededor de la suerte que tenemos los que vivimos en esta zona y nos gusta el btt. Que si en Ribes todo es subida, que si en Olot aún hay descansillos rompepiernas, que si los de Olot bajan como locos, que si en invierno Dani y un amigo son los únicos locos por la btt que se dejan ver en Ribes. Y así llegamos a la primera instantánea.
De allí hasta el "mirador del Balandrau" el camino se hacia más llevadero

Tocaba parada y fonda. Si alguna cosa he aprendido desde mi gran pájara es que la bici te pide comer cada poco, así que plátano, pastas energéticas de Ca L'Huix (recomendadas por Pere Serrat) y un buen sorbo de isostar para continuar la ruta. Pero antes un vistazo hacia abajo que impresionaba o hacia el horizonte que tambien impresionaba pero por motivos diferentes. Veíamos el surco que el cremallera deja en la montaña hasta su llegada a Nuria y hablamos de algunas rutas a pie porque descubrí que Dani también le gusta el duatlón y además compartimos sin saberlo carrera en Vallfogona (el quedó delante de mí). Parecía que la compañía era grata porque Dani nos acompañará un rato más. Reculamos un par de km hasta coger un sendero a mano derecha que a no ser por el GPS y la intuición de Joan y algunos grupos de piedras hubiera sido imposible seguir. Eso sí la bajadita tenía momentos de disfrute y más aún con mi nueva burrita que se come casi todo lo que el terreno pone a su alcance. Y así llegamos al camino que nos llevaría hasta el salto del grillo que ya no haríamos en compañía de Dani. La despedida va precedida de intercambio de movil con Joan y consejos gastronómicos para el final de la ruta. Más adelante nos veríamos sorprendidos por una estampida de vacas en un pequeño sendero
Por cierto, que impone más una vaca o un toro, ambos cabreados?. Joan dice que la vaca...
Y aquí Joan sobre el puente después de torear, pero como bien dicen hasta el rabo todo es toro y a nosotros nos quedaba el momento duatlon porque a pesar de los ánimos de Joan, de ciclable tenía poco el sendero que nos quedaba hasta el salto del grillo







Aunque Joan tuvo tiempo para esta instantánea que no hacía otra cosa que falsear la realidad: en primer lugar porque fue de lo poco que se pudo pedalear y en segundo lugar porque cada vez que pretendía hacerlo acababa en el suelo (lo que se ve encima de mi rodilla no es un tatuaje) no se si por la dificultad o por el acojone que daba mirar hacia la izda y ver lo que te podía ocurrir si perdías el control. El final del sendero nos llevaría a la carretera de entrada a Queralbs. Cruzamos todo el pueblo (iglesia incluida) para encontrar el sendero que Dani nos había anticipado estaba lleno de ramas recién cortadas por los "servicios de limpieza de senderos y caminos" y que nos podía suponer algún contratiempo con nuestra rueda. Finalmente no fue así y Joan disfrutó
bajando.














A medio camino nos encontramos este puente para postal navideña o puzzle. Y poco antes o después (ya no recuerdo) haciendo el kafre por un paso lleno de barro y piedras se produce una más de las caídas de pardillo, o sea que medio parado no atino a sacar el pie del pedal y de medio lao a besar tierra. Más tarde vi que había doblado el disco del freno pero hasta entonces me tocó sufrir en la subida a Vilamanya. De ahí a Ventolá donde para asegurarnos un buen final y siguiendo los consejos gastronómicos de Dani reservamos agape en Ca la Annita. Luego se nos planteó la disyuntiva de seguir por carretera o tirar por el sendero que le marcaba el GPS a Joan. Y a que habíamos venido? Nos hubiéramos perdido, a través de una bocamina ya abandonada, el recuerdo a tiempos mejores no solo aquí sino también en mi pueblo. Tamibén nos hubiéramos quedado sin la imagen del Taga, a mi derecha, mientras la ruta tocaba a su fin y yo pensaba "si apenas quedan 3 km para acabar y estamos por aquí arriba la bajadita será como poco de cuidadín". Y muy divertida también, intuyo que para ambos a juzgar por nuestra foto de fin de aventura. Yo me había acicalado para la foto en los aseos de la estación del cremallera. Aunque lo mejor estaba por venir:
de 1º canelones caseros

de 2º pato a la cazuela

de postre ya no me acuerdo pero estaba bueno

y para finalizar como siempre, carajillo de

baileys y chupito de ratafia