domingo, 28 de noviembre de 2010

NUEVAS CARAS



Para mi, claro está, eran caran nuevas muchos de los que se dieron cita hoy a las 7:30 en el Consum, pero en realidad el más nuevo en estas lides era yo. Ocho éramos y 5 coches iniciaron su marcha hacia Tortellá. Quien diría que estamos en crisis pero parece que la "mandra"(pereza) por cambiar las bicis pudo más que algún euro de gasolina.


Por una pista asfaltada a tramos comenzamos a pedalear en dirección a la tossa de espinau. El día anterior había estado corriendo media hora con nuevas caras también y parece que las piernas lo estaban pagando o es que el ritmo impuesto por la cabeza del pelotón era demasiado para mí. Así que pronto empezaría a quedarme atrás con Jordi y Martí. Primer agrupamiento mientras una procesión de coches subía y nuevamente cada uno a su ritmo hasta que paso lo que nadie esperaba: la suspensión de la Scott de Jordi hizo "trek".



He aquí lo bueno de ir en grupo, rapidamente surgieron ideas y finalmente una llave allen obró el milagro y permitió a Jordi coronar la tossa de espinau donde hicimos foto de grupo y repaso geográfico por gentileza de Joan Cargol. Ei que se ve el refugio de Batera, aquel al que llegamos pasando penurias montaña arriba, granizando y con las bicis "colgadas a la espalda", pero ahora era gratificante recordarlo. Por el otro lado, teníamos una vista excepcional del golfo de Rosas.
Definitivamente había merecido la pena dejar las bicis 200 m más abajo y subir caminando. Ahora quedaba deshacer el camino coger las bicis y pedalear de nuevo hasta Lliurona, según parece, ahora colonia de hippies y poco después nos despedíamos de Jordi y Martí. Antes la llave allén habia dicho "hasta aquí aguante" y fue respuesta por otro de mayor contundancia al parecer y que permitió a Jordi llegar al coche. Pere Serrat así lo confirmaba tras recibir su llamada lo cual fue un motivo de alegría para todos.
Pronto llegarían momentos de sufrimiento para mí hasta coronar el coll de Fatja (o algo parecido) porque nuevamente volvía a cola de grupo pero con gregario de lujo: Joan se quedaba para que la subida se hiciera más amena mientras charlábamos, él más que yo porque no me sobraba energía. Después de coronar y una pequeña bajada el grupo volvío a dividirse. Santi y Narcis (crack en el manejo de la bici) iban a cumplir sus compromisos familiares y nosotros nos enfilábamos hacia la ermita de Monteia. Allí haríamos una paradita de esas que tanto agradan a Pere para comentar las diferente motivaciones de los que hacemos btt. Hay quien busca ir a tope sin importar que el resto quede atrás, otros disfrutar del paisaje y la compañía. Los que quedábamos pertenecíamos mayormente al segundo grupo y habíamos decidido llegar a Tortella por un sendero en lugar de hacer la pista de bajada. Lo que no sabíamos es que nos tocaría no sólo empujar la bici sino hacer biciescalada para sortear los últimos metros de ascensión antes de coger el sendero pedregoso hacia Tortella.













Y mientras bajábamos tuvimos el segundo momento desagradable del día: Pere recibió una llamada que le informaba que su padre había sido hospitalizado. Espero que todo haya quedado en un susto y el cava, coca cola y demas alimentos pecaminosos desparezcan de la dieta habitual de su padre para alegría de su familia.
Así que nada más llegar a Tortella cargamos mi bici y la de Pere en mi furgo y para casa que la aventura de hoy había llegado a su fin alrededor de las 16:00

lunes, 22 de noviembre de 2010

LA HISTORIA SE REPITE

Reencuentro para comenzar la temporada de invierno y de nuevo bicinieve pero esta vez no había caído sino que la vimos caer y el frío era igualmente de los que hacen daño. Faltó Joan Prat pero su ausencia se duplico por la visita de Pere Muela y un bttero de Serinyá bien equipado con su furgo. Habíamos quedado en la corda a las 8 y el planning nos llevaría de nuevo cerca del Puigsacalm. Ahora no queríamos subirlo sino que el Joan, amigo de "la vuelta a...", nos había propuesto bordearlo. Así que Riudaura y por el petroleo arriba pero al llegar a la carretera de Vidrá y viendo la que caía los allí presentes empezaron a maquinar y proponer alternativas. La de Pere Muela proponía volver a casa a por los esquís y a deslizarse. Finalmente optamos por Santa Magdalena de Cambrils. Y de esta guisa nos presentamos para la foto de familia para enseguida (el tiempo no estaba para recrearse) enfilar por una pista hacia el coll de canes.
Una vez llegamos allí empezaba a saber como acabaríamos la ruta: por aquel camino que sale del coll de canes y llega a Ridaura que yo había intentado hacer en 3 ocasiones y solo 1 había terminado en bici por diversos problemas técnicos. Por cierto, no lo hicimos solos porque dos perros de esos que cuando te miran te están diciendo "llévame contigo" nos acompañarían hasta que Pere después de unos lametones para calentarle las manos decidió con firme voz que se había acabado la excursión para ellos.
Apenas era la 1 cuando de nuevo estábamos en la corda y los propietarios del Joe Strummer Club (o algo parecido que es como se conoce ahora) nos dicen que ahuecando el ala que cerrarán las vallas y la furgo tiene que salir. Así que saludos varios y cada uno para su casa. Bonito reencuentro, si señor...

sábado, 6 de noviembre de 2010

Vuelta a Aragón (III)

Primeros km de subida por asfalto pasando por el pueblo de Chisagües y pronto comenzaría la rojiza pista, también de buen hacer y con alguna sorpresa en forma de cristalina y poderosa agua.











La cena del día anterior había sido abundante y plena de carbohidratos, a saber, una pella dpm y algo más, un postre a la altura de la paella y todo por el módico precio de 11 euros. Me quedé una tarjeta del hotel-restaurante porque prometo volver por Bielsa a hacer montaña y buena gastronomía.
El caso es que me encontraba bastante bien y como la pista iba de menos a más en pendiente pude subir a buen ritmo con Joan. De no ser así llegar a la cima que se divisiba bien a lo lejos hubiera sido un calvario que continuaría al coger el GR dirección refugio de Pineta, pero nosotros aún ingenuos no sabíamos la que nos esperaba








Porque por muy sonriente que empezaba e incluso pedalenado poco duraría la alegría y nuestra técnica y valentía no estaba a la altura de las exigencias que planteaba el trayecto. Sin duda que caminar empujando o transportando la bici sería nuestra opción durante algunos kilómetros. Ya le decía que habíamos venido a pedalear pero no sería una ruta made in Joan. Afortunadamente también había buenos instantes como ese chorrito de agua que duchó a Joan. Además el calvario se acabó el y en el tramo final cambiamos las piedras por vegetación. La vista una vez giramos ahí a la derecha era impresionante así que aprovechamos para recuperar fuerzas comiendo algo. Y pronto comenzó la bajada por una pista rápida en la que Joan demostró su evolución positiva. Después la carretera que nos llevaría a la otra, que subé al refugio de Pineta, pero nosotros no llegaríamos hasta allí y giraríamos por la izda un par de km antes


El día anterior el clima nos había impedido salir con la bici por precaución y decidimos caminar. Finalmente salieron 27 km y queríamos repetir trayecto pero esta vez mucho más placentero encima de la burrita. El río continuaba allí y con la bici es más fácil y más seco. Por donde yo hago filigranas Joan paso ayer descalzo porque los dos troncos que había más abajo no le daban confianza. La última parada antes de afrontar el sendero final nos sitúo ante esta bonita panorámica del lago y las montañas ya nevadas.








Suerte que me mantuve firme y le dije a Joan que siguiéramos este sendero porque según él nos alejaba "peligrosamente" de nuestro objetivo: Bielsa. Por esta vez mi orientación e intuición funcionó y pudimos disfrutar de momentos tranquilos y placenteros encima de la bici. Finalmente salimos a parar a la salida de Bielsa justo en la dirección de nuestro hotel al que llegamos a una hora en la que no podríamos haber hecho uso de nuestra habitación si no fuera por la amabilidad del dueño del hotel. Luego bajaríamos a cargar baterías y caminito de casa después de un finde de desconexión total. Al día siguiente volver a la realidad no sería tan duro porque sabemos que habrán más aventuras por la montaña y mi intención es seguir narrándolas aquí para disfrute (espero) de unos pocos entre los cuales me incluyo. Volver a leer estas historias con el paso del tiempo y una buena predisposición me transportan desde el salón de mi casa hasta allí donde la civilización desparece...