Testigos de nuestro paso por Prats de Balaguer fueron el cementerio y más arriba ya en plena ascensión el castillo o lo que quedaba de él.
Y la subida nos debía llevar hasta ese collado, "coll mitjá" que divisabamos a lo lejos. Yo miraba pensando lo lejos que se ve el estanque ahí abajo y lo que nos queda por subir pero a decir verdad la subida era de buen hacer porque la pendiente se mantenía. Vamos que no era el típico recorrido rompepiernas... Ah! olvidaba el tramo empujando la bici que ya habíamos hecho y que no podía faltar en toda excursión organizada por Joan.
Y yo tenía el privilegio de ver a Joan detrás. Yujuuu. Trankis, que solo era para hacer la instantánea.
Y ahi estamos coronando y planificando otra ruta por la otra cara del collado. Joan se confundió de bici y yo hice lo propio y tuve la oportunidad de sentir la nueva burrita de Joan (una supertrek doble) que poco a poco va sacándole el jugo que lleva dentro
Luego de avituallarnos repetimos bajada y llegando a la altura en la que acababa nuestra subida a pie viramos a izquierda y enfilamos este caminito de hierba que nos llevaría al refugio de L'Orry. Por allí seguiríamos un senderito (tramo compartido por los GR 10 y 36) transitado también por excursionista a pie. Y es que el tránsito en bici era complicado. Finalmente pensando en el segundo objetivo del día (baño termal) y viendo la hora que era tomamos la decisión de recular y cambiamos la bajadita técnica a los baños que habíamos visualizado al inicio de la ruta por otra paralela a la pista de subida. Mereció la pena descubrir esta variante que alternando la pista principal nos llevaría de nuevo a los baños.
Cecina, queso, chorizo, fesols, tomate de la huerta y tarta de arándanos fue el suculento preámbulo al agua caliente (bien fría tambien) y burbujas varias. Yo opté por un ligero masaje de piernas e itv pasada aunque confío en no esperar un año para pasarla de nuevo.